Pioneras en la sombra: redescubriendo a las científicas españolas de inicios del siglo XX

por Lourdes Alvarez •

Margarita Márquez Padorno, directora del curso El futuro con las científicas e investigadora de la Fundación José Ortega y Gasset, habló acerca de las mujeres involucradas en la ciencia a lo largo del siglo XX, abordó casos en diferentes áreas y resaltó que las científicas fueron clave para la actualidad, combatiendo la idea de que “toda mujer importante que no es recordada es sucesivamente olvidada”. Durante su intervención, Márquez Padorno destacó que, en el año 1900, el analfabetismo en España afectaba a dos tercios de la población, y apuntó que “la cifra se elevaba al 71% en el caso de las mujeres”. Con este contexto histórico, la historiadora señaló la importancia de los avances educativos y científicos que estaban por venir.

            Uno de los hitos cruciales en la historia de la educación en España, mencionó Márquez Padorno, fue la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios en 1907, hoy conocida como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). De acuerdo con la especialista, esta institución fue pionera en ofrecer becas y oportunidades de estudio, pues la junta “consideraba con total imparcialidad los expedientes de hombres y mujeres”, hecho que marcó un precedente en la educación superior en España.

            La directora habló del 8 de marzo de 1910 como otro momento determinante, pues fue entonces cuando se publicó el decreto que eliminó las trabas para que las mujeres pudieran acceder a la universidad. “Se publica curiosamente un 8 de marzo”, indicó Márquez, señalando la coincidencia histórica con el Día Internacional de la Mujer celebrado en la actualidad.

Asimismo, Márquez Padorno se refirió a La Residencia de Señoritas, creada en 1915 bajo la dirección de María de Maetzu, y apuntó que esta institución no sólo ofrecía alojamiento a las mujeres que venían a estudiar a Madrid, sino que también les proporcionaba un entorno de apoyo y tutela que facilitaba su integración y éxito en la universidad. “María de Maeztu tenía muy claro que muchas de esas mujeres no iban a tener fácil no sólo la entrada, sino la permanencia en ella”, explicó la directora, subrayando los desafíos adicionales que enfrentaban las mujeres en aquel entonces.

            En el ámbito de la investigación, la científica mencionó el laboratorio Foster, establecido en 1920, un recinto que se convirtió en un centro pionero que permitió a las mujeres acceder a instalaciones de vanguardia. Márquez Padorno destacó, además, que “el laboratorio Foster traía las últimas incorporaciones de técnicas de laboratorio del entonces ya famoso MIT”, reiterando la importancia de este apoyo internacional en el avance de las científicas españolas.

            En este sentido, Márquez Padorno mencionó a figuras pioneras como Dolores Aleu y Martina Castells, las primeras doctoras en medicina de la Universidad de Barcelona; Trinidad Arroyo Villaverde, la primera oftalmóloga; o Emilia Pardo Bazán, la primera mujer que emitió un voto válido en España. “No es que las mujeres no hubieran podido estudiar antes, pero eran tantas las trabas, tantos los obstáculos que prácticamente todas desistían por mucho que tuvieran ímpetu”, recordó, dejando claro que la lucha por la igualdad en la educación y la ciencia continúa hasta nuestros días.