Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel – 17 jul 2023 13:51 CET
Depresión, ansiedad, hipertensión pulmonar, síndrome de apnea obstructiva del sueño, asma, pancreatitis, osteoartritis, ictus isquémico hemorrágico, cardiopatía isquémica, arritmias, dislipemia, diabetes tipo 2, infertilidad, síndrome de ovarios poliquísticos, complicaciones durante el embarazo, insuficiencia renal, alteraciones cutáneas o cáncer. Esta larga lista representa sólo algunas de las enfermedades asociadas con la obesidad, tal y como las ha presentado en el curso “Salud pública, obesidad y trastornos alimentarios: Un abordaje multidisciplinar desde la inmunonutrición”, su director, Francisco José Sánchez Muniz, catedrático emérito del Departamento de Nutrición y Ciencias de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense.
Tanto Francisco José Sánchez Muniz, como Ascensión Marcos Sánchez, profesora de investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición del CSIC, tienen claro que la mejor medida contra la obesidad es la prevención, que además debe comenzar desde la infancia o, incluso mejor, desde el útero materno. La importancia de esa prevención temprana ha hecho que el curso lo haya inaugurado Albert Alcarons, director general del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil del Gobierno de España, que ha presentado el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030).
Sánchez Muniz ha señalado que “la obesidad es uno de los mayores problemas de salud pública, es la enfermedad epidémica no transmisible más prevalente del siglo XXI” y que conlleva no sólo problemas físicos y psicológicos, sino que también puede afectar al comportamiento, la integración o la aceptabilidad social.
Explicó el catedrático complutense que métodos para medir la obesidad como el IMC (Índice Masa Corporal) no son demasiado correctos, porque no informan de donde está la grasa, y es fundamental conocer dónde se ubica para detectar el riesgo de enfermedades o patologías. De acuerdo con él, lo más importante es medir el perímetro abdominal y el mejor método actual es el conocido como DEXA, que es una técnica indirecta de análisis de la composición corporal que se basa en la absorciometría fotónica de rayos X, y tiene una alta precisión para medir la grasa corporal.
De acuerdo con los datos del conferenciante, una décima parte de los adultos de la población mundial son obesos, y hay países donde una de cada tres personas lo es, e incluso en lugares como la Polinesia el porcentaje está por encima del 50%. Las cifras además demuestran una trayectoria ascendente en todo el mundo y en nuestro país un 61% de adultos tienen sobrepeso u obesidad. En cuanto a los niños ya uno de cada cuatro en todo el mundo tiene sobrepeso u obesidad y en España hay un 25% de obesidad infantil. Lo peor de esas cifras, de acuerdo con Sánchez Muniz es que “ningún país del mundo ha conseguido decrecer esa curva, así que es un problema muy difícil de solucionar”.
Factores de riesgo para la obesidad son la pobreza, pro el desbalance claro que provoca entre la ingesta y el gasto de energía, pero también hay razones que tienen que ver con la microbiota, el metabolismo alterado del tejido adiposo, algunos fármacos, disruptores endocrinos, inflamación, oxidación, hiperinsulinemia, la genética, la epigenética…
Sánchez Muniz recuerda que ha habido un cambio importante en la ingesta mundial, reduciendo la fibra de todo tipo, incrementando el consumo de grasas saturadas, y las proteínas de origen animal. “Se han perdido los hábitos culinarios y los platos de cuchara, a la vez que han aumentado los alimentos procesados llenos de glutamato monosódico”, de ahí que lo primero que habría que hacer es recuperar la dieta mediterránea al tiempo que se aumenta la actividad física.
Considera el catedrático que hay que aumentar las raciones diarias de frutas y verduras, volver a comer en familia, utilizando comida de temporada, cocinar con aceite de oliva y hacer algo de deporte. Para él, hay que “comer de todo, de forma prudente y simultánea”. Recomienda además a los obesos que se planteen objetivos prudentes, “pérdidas de peso creíbles y lo que es más difícil, ser disciplinados de por vida en la lucha contra la ganancia de peso, comiendo aquello que pertenece a nuestro acervo gastronómico”.
En la edad pediátrica la prevención debe ser una “estrategia prioritaria de salud pública”, lo que requiere una acción inmediata y una participación acty comprometida de “los pediatras, los padres, los educadores, los medios de comunicación, y los responsables de la administración sanitaria, la industria alimentaria, la industria de la moda y la sociedad civil”.