Los científicos Carlos Briones, Investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) y referente en divulgación de ciencia; Elea Giménez, científica titular del CSIC, coordinadora de la plataforma temática ES.CIENCIA (CSIC) y del proyecto TeresIA; Lluis Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) y del CIBERER-ISCIII de enfermedades raras; y Eva Ortega, secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, han participado en un coloquio en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial, moderados por el director de la Fundación Lilly, José Antonio Sacristán, bajo el título de “La ciencia que viene”.
Los investigadores, expertos en Astrobiología, Biotecnología e Inteligencia artificial, entre otras muchas disciplinas, han debatido sobre el buen momento y el salto cualitativo que ha experimentado la investigación y la ciencia durante los últimos años, gracias a la inversión de los países, que cada vez ven más clara la necesidad de dotar mayores cantidades presupuestarias en este sentido, sobre todo tras la pandemia generada tras la COVID-19.
En este sentido, los participantes hicieron ver que la ciencia y los resultados de las investigaciones científicas no se desarrollan de un día para otro, sino que se trata de trabajos que en muchos casos llegan a necesitar décadas para poder ponerlos al servicio del bien común. Es el caso del descubrimiento de las vacunas que acabaron con la reciente pandemia, para el que se emplearon más de diez años, aunque mucha gente les restara credibilidad al considerar del todo imposible concebir un remedio de tal calibre en apenas unos meses.
Precisamente, los expertos coincidieron en señalar a un enemigo común: la desinformación, un arma muy poderosa contra las investigaciones científicas, que no solo va en contra de la propia ciencia y la investigación, sino de la ciudadanía. Los falsos remedios médicos o las mentiras que se difunden de manera global perjudican el avance científico y, en definitiva, el humano, por lo que debería hacerse un gran esfuerzo, desde las instituciones y desde los propios científicos e investigadores, en comunicar de manera correcta y solvente sobre sus trabajos y avances en todas las disciplinas.