El investigador Adolfo García Sastre, codirector del Global Health & Emerging Pathogens Institute y del Icahn School of Medicine at Mount Sinai, Nueva York, ha señalado que resulta más fácil dar con una vacuna para unos cuantos tipos de sars que que si se trabaja para una que valga para todas las clases. García Sastre ha explicado que se deben buscar regiones del genoma “como las que se han encontrado ya en el virus de la gripe” que puedan dar lugar a anticuerpos que sean protectores, que no inducidos, y para ello “se necesita mucha más investigación”, ha dicho.
El investigador, que ha participado en el curso Evolución de la vacunación más allá del covid, ¿qué es lo siguiente?, dirigido por Raúl Ortiz de Lejarazu Leonardo, asesor científico y director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, ha apuntado que la ventaja de la investigación previa a dar con las vacunas es que el resultado de las investigaciones se aplica primero con animales para más tarde hacerlo con seres humanos, de una forma ya más segura.
García Sastre ha explicado que las vacunas en este caso contienen material del virus que causa el propio COVID-19, un virus como un genoma, como un antígenos más que se usa con envoltura, similar al virus de la gripe.