AMORYYO

Es cierto que si preguntaseis a mi yo de 7 años, posiblemente no supiese decidirse por un color preferido. Al final, viéndolo desde la lógica de esta peque, hay demasiados colores como para quedarse solo con uno. Además, las ceras plastidecor, tienen variedad y no se limitan a llenar la caja de un mismo tono. Será por algo.

Sin embargo debo admitir, no sé si lo habréis notado por mi pelo, que tengo cierta tendencia al amarillo. Realmente creo que la vida es como una obra que vamos tejiendo y, utilizamos hilos de diferentes colores para este pedazo de telar vitalicio. La cosa es que llegó un día que decidí llenar mi telar y vida de amarillo. Para mí el amarillo es alegría y comprensión, calma resplandeciente. Digamos que mi vida antes no era demasiado de esa tonalidad, y no hablo solo de lo que supuso terminar segundo de bachillerato, (que es algo que menos mal que una vez y ya).

El amarillo es el color que necesitaba y, justo al entrar en la facultad de Bellas Artes de la UCM, me di cuenta de que había llegado el momento de conocer a gente genial que brilla en amarillo. Que lo que hace es amarillo, que lo que toca torna amarillo, que escucha en amarillo, que respeta mi amarillo, que resuena con amarillo… Que con todo el amor que tienen y comparten, hacen mi mundo un poco más amarillo.

Y lo más especial de todo esto es que quizá podemos hacer una manta de retales con cada uno de nuestros telares personales para contar una historia común, colectiva y diversa. Podemos formar parte de un todo que sea un batiburrillo de todas nuestras individualidades porque cuando alguien piensa en amarillo, no le queda espacio para prejuicios, dudas o miedos.

Este color, al que le voy a quitar el nombre de tanto mencionarlo, me hace sentir segura, comprendida y escuchada. Porque cuando tu telar es cálido y comprometido, es porque la gente que está quedando reflejada en él lo es.

Muchas gracias por hacerme sentir un poco más amarilla en vuestra compañía.

Laura Gómez Navarro

Artista