El catedrático de Historia de la Universidad CEU San Pablo, José Luis Orella, hizo un repaso sobre determinados paralelismos que han existido entre España y Rumanía a lo largo de la historia, y que comienzan con la romanización, ya que, al igual que la península ibérica, la Dacia, territorio sobre la que se asienta la actual Rumanía, formó parte del Imperio romano tras ser conquistada en el año 107 por las legiones del emperador Trajano, nacido en Híspalis, la actual Sevilla. “La Dacia tiene esa particularidad”, porque fue, como lo que hoy es España, agregada a Roma, con todo ese mestizaje de pueblos, y cultura que tenía cabida en el Imperio, dijo Orella.
El historiador, que impartió la conferencia “La vuelta de Trajano. Rumanos en España. Historia de un regreso”, como parte de las actividades programadas con motivo de ser este año Rumanía el país invitado de los Cursos de Verano, señaló que dos siglos más tarde, el pueblo godo atravesó esos territorios en su camino hacia la península ibérica, donde finalmente se asentaron a comienzos del siglo V. Para entonces, ambos territorios compartían lenguas emparentadas descendientes del latín, que posteriormente derivaron en las que hoy conocemos como el portugués, el francés, el italiano, el rumano o el español.
En este sentido, el catedrático señaló que, hasta la época contemporánea, tanto los territorios de la actual Rumanía como España continuaron teniendo muchos aspectos comunes, y especialmente durante los reinados de los Reyes Católicos por un lado y Esteban III de Moldavia, conocido como Esteban el Grande, quien durante la segunda mitad del siglo XV coincidió con los monarcas españoles en capitalizar el humanismo cristiano y en intentar controlar la expansión musulmana. Mientras Isabel y Fernando, que mantuvieron alianzas y relaciones diplomáticas con el monarca moldavo, eliminaban los últimos resquicios musulmanes en España, Esteban III se encargó, por su parte, de frenar la expansión islámica por parte de los turcos, “que ya llevaban muchos años asentados en diversos territorios de Europa”, explicó Orella.
Según el historiador, esas buenas relaciones se mantuvieron posteriormente, en el siglo XVI, cuando en España reinaba Felipe III y en los territorios rumanos, Miguel el Valiente, príncipe de Transilvania y Moldavia, quien fue “el gran antecesor de esa unidad posterior de los pueblos rumanos”, apuntó el investigador. Como anécdota de la época, el monarca español le regaló a Miguel una espada en su afán de conseguir un aliado frente a un enemigo común, “que es como recibir ahora un regalo de Joe Biden”, porque por entonces Felipe III era el líder mundial”, señaló Orella.
Asimismo, y tras abordar la unificación y el nacimiento del reino de Rumanía en 1881, con una democracia un tanto “caciquil” parecida a la de la España de la Restauración borbónica, el historiador se detuvo en la figura de Ramón de Basterra, cónsul español en Bucarest en tiempos de la I Guerra Mundial. “Era poeta y de Bilbao”, apuntó Orella sobre Basterra, quien fue a Rumanía después de pasar unos años de trabajo en Roma donde se enamoró de los clásicos. “Cuando llega a Bucarest se pega la gran sorpresa. Va a ver a los campesinos rumanos y se sorprende con sus blusas, porque la vestimenta de los campesinos era lo más parecido a cómo vestían los romanos en el Imperio”, dijo José Luis Orella.
El catedrático repasó la Rumanía de la II Guerra Mundial, cuando este país era “el único exportador de petróleo de toda Europa” y se alió con Alemania, principalmente para intercambiar con los germanos combustible por ayuda a la industria y en otros terrenos de producción. El historiador explicó que, tras la victoria de los aliados. Rumanía pasa a formar parte del bloque soviético con la consiguiente huida de exiliados por todo el mundo, parte de ellos a España.
Además, Orella señaló que a nuestro país vinieron unos 200 rumanos, principalmente para estudiar en las universidades españolas y emigrar más tarde a Canadá y otros países de acogida. “Los rumanos aportaron un alto nivel cultural”, dijo el catedrático, destacando a personalidades como el escritor Vintila Horia y Jorge Uscatescu, filósofo, historiador y ensayista que ejerció de catedrático de Teoría de la Cultura y Estética General de la Universidad Complutense de Madrid.
Tras la caída del Comunismo en la antigua Unión Soviética y el resto de los países del Este, se produjo en Rumanía una emigración masiva por toda Europa, alcanzando en España su cota más alta con un millón de personas en 2012, aunque posteriormente muchos de ellos regresaron a su país al haber alcanzado un nivel de vida más alto, explicó el profesor Orella. “Se establecieron sobre todo en Madrid, Toledo, Zaragoza y toda la zona del Mediterráneo, porque en esas zonas había mucho trabajo”, finalizó el historiador.