Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel – 1 jul 2024 12:04 CET
150 millones de europeos sufren dolor intenso en este preciso momento, de ellos unos 12 millones provienen de España, y en un alto porcentaje de ellos el dolor se asocia con una menor salud mental. Estos datos los ha ofrecido en la inauguración del curso de verano “Salud mental y dolor: Enfoques actuales para una atención integral”, María Madariaga, presidenta de la Sociedad Española del Dolor, quien ha apostillado que son “dos procesos que se retroalimentan”.
Otra característica que une al dolor y a la salud mental es que suelen estar infravaloradas e infra tratadas. Gustavo Fabregat, director del curso, y doctor de la Unidad de Dolor del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, reconoce que “en medicina no se estudia el dolor como tal, sino como un factor asociado a una enfermedad”. Ese desconocimiento crea una contradicción con la realidad, porque en la consulta “la principal queja de los pacientes es el dolor, así que debería estudiarse como una enfermedad en sí misma”.
Más, teniendo en cuenta, que, si el dolor y la salud mental se tratan de manera aislada, el tratamiento tiene menos efecto, como asegura María Madariaga. Por ello es importante concienciar y educar, como están ya haciendo desde la plataforma Impacto Social del Dolor (SIP), representada en el curso por Ángela Cano Palomares, project officer de la plataforma.
Explica Cano Palomares que las prioridades de SIP durante los dos últimos años se han centrado en la salud mental, consiguiendo incluso incorporar muchos de sus objetivos en el informe del Parlamento Europeo sobre salud mental aprobado en diciembre de 2023. Entre los principios de SIP está, no sólo están la educación y la investigación, sino también concienciar sobre el impacto del dolor en la sociedad, la salud y los sistemas económicos.
Informa la representante de la SIP que la salud mental y el dolor han empeorado desde la pandemia, y si antes “una de cada seis personas sufría algún problema de salud mental en la Unión Europea, después de la COVID-19 ese problema se unió a un aumento del dolor entre los jóvenes y entre los que sufrían con anterioridad algún trastorno”.
Según los datos de Cano Palomares, el 46% de los habitantes de la UE ha tenido algún problema psicosocial o emocional en los últimos doce meses, y de ellos un 25% han tenido problemas para acceder a servicios de salud mental. La buena noticia es que el 85% de los habitantes de la Unión Europea considera que la salud mental es igual de importante que la salud física.
De esos datos se derivan las estrategias de salud mental de la SIP, tanto de la central como la de las plataformas que ya existen en diferentes países europeos, que son la prevención, el acceso a unas asistencia sanitaria y a unos tratamientos de alta calidad y asequibles, así como la reinserción tras la recuperación.
La SIP forma parte de la Federación Europea del Dolor (EFIC) que reúne a más de 20.000 profesionales que buscan crear conciencia y cambiar las políticas sobre el dolor. Por su parte, SIP España está representada por la Sociedad Española del Dolor (SED) y la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).