por Jaime Fernández (fotografía: Jesús de Miguel)
Por primera vez en su historia, la Agencia Europea del Espacio (ESA) ha aprobado una misión de su Programa Científico que será liderada por España, y que lleva por nombre ARRAKIHS, en un declarado homenaje a la saga de novelas de Dune, de Frank Herbert. La institución que coordinará esta misión es el Instituto de Física de Cantabria, y su investigador principal es Rafael Guzmán Llorente, secretario del curso de verano de la UCM en San Lorenzo de El Escorial, “El Universo a nuestro alcance: El auge de las ciencias del espacio en España”. El curso lo dirige María de los Ángeles Gómez Flechoso, profesora de la Facultad de Físicas de la Complutense, que es una de las once instituciones implicadas en este proyecto que busca estudiar la materia oscura del Universo.
La directora del curso y el primer conferenciante, Miguel Mas, del Centro de Astrobiología, han explicado que la única manera de observar realmente lo que ocurre en el Universo, en todo el espectro electromagnético, es salir de la atmósfera. El proyecto en el que está involucrado Mas, de nombre PLATO, se ubicará a 1,2 millones de kilómetros de nuestro planeta, mientras que el de ARRAKIHS se tendrá que contentar con estar en una órbita baja, cuasi polar, pero los investigadores implicados tienen claro que con eso será suficiente.
El objetivo de la misión ARRAKIHS es solucionar la contradicción que existe entre la teoría de la materia oscura fría y la observación de las galaxias. Se pregunta, de manera un tanto retórica, Rafael Guzmán si todo lo que vemos es realmente todo lo que hay en el Universo o si hay algo más, que no emite luz, pero que también forma parte del mismo.
La hipótesis dominante es que el Universo está compuesto por la materia ordinaria, pero también por la materia oscura que, según su propia naturaleza, debería estar detrás del origen de muchas más galaxias de las que se observan. De ahí surgen más preguntas, como cuál es la mejor manera de conectar la teoría con la observación, o si vemos realmente todas las galaxias que hay, o si es posible que las galaxias pequeñas ya no existan porque han sido absorbidas por galaxias más grandes. Explica Guzmán que la teoría de la materia fría oscura predice que la formación de las grandes galaxias se lleva a cabo por la acreción de otras, a las que pueden llegar incluso a fagocitar.
ARRAKIHS no observará la materia oscura directamente, pero sí las corrientes estelares que se forman en las galaxias y que son un reflejo de cómo se distribuye esa materia oscura. Hasta el momento, de 300 galaxias observadas desde Tierra, con los últimos métodos científicos utilizados por la profesora Gómez Flechoso, se han visto esas corrientes estelares en tan solo treinta de ellas, pero el investigador principal confía en que una vez su misión esté en el espacio, y deje detrás la atmósfera, ese porcentaje aumente al poder observar con mucha mayor claridad.
La idea de ARRAKIHS es hacer mediciones, al menos de 75 galaxias, a un nivel sin precedentes de brillo superficial, en concreto, “10.000 veces más débil que la noche más oscura, para llegar a donde nadie ha llegado antes”. Para ello han desarrollado unas pequeñas cámaras binoculares que ofrecen una altísima definición y que ya han sido validadas, en varias ocasiones, en el espacio, en concreto en la Estación Espacial Internacional (ISS). Confiesa Guzmán que “es una misión muy ambiciosa, pero las instrumentaciones son muy sencillas, de hecho, las cámaras sólo tienen tres elementos ópticos que son fáciles de alinear, y están optimizadas una para el rango visible y la otra para infrarrojo.
Para la gestión de datos han desarrollado un sistema, al que han denominado Atreides, siguiendo con el homenaje a Dune, y que según el investigador principal “ha impresionado tanto a la ESA que ya quiere incorporarlo a futuras misiones de órbita baja”.
Ha terminado su conferencia el secretario del curso recordando todos los derroteros que les han llevado a esta misión, desde el año 2009, cuando se plantearon las primeras ideas en la inauguración del Gran Telescopio de Canarias hasta su aprobación en 2022. El siguiente hito importante llegará en 2026 cuando se decida si sigue adelante si se han cumplido todos los pasos exigidos por la ESA, lo que Guzmán confía que ocurra. Tras eso, la misión será lanzada por un cohete en torno a 2031.